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14 min lectura15 sept 2020

Nueva Ley Europea del Clima

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La propuesta de Ley Europea del Clima tiene por objetivo lograr la neutralidad climática para 2050 mediante el Pacto Verde Europeo.

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La propuesta de reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo pretende establecer el marco regulatorio para lograr de forma vinculante jurídicamente la neutralidad climática mediante la primera Ley Europea del Clima. Esta propuesta de ley se establece dentro del Pacto Verde Europeo (European Green Deal); el acuerdo verde de la Comisión Europea (CE) para convertir la economía de la UE en una de sostenible.

La emergencia climática que estamos viviendo es real. Las emisiones de gases de efecto invernadero aceleran el cambio climático, que a su vez es acelerado por múltiples factores como la contaminación por plástico, que no sólo contamina nuestros océanos, sino que también emite potentes gases de efecto invernadero. Es una rueda infinita, como el pez que se muerde la cola, de la que tenemos que deshacernos de todas todas.

Y eso sin nombrar el aumento de la temperatura global del planeta, así como de la temperatura del mar, además del deshielo de las masas glaciares que provocan un aumento del nivel del mar e inundaciones de islas y ciudades costeras, sin olvidar el incremento de las lluvias torrenciales y de huracanes devastadores y un sinfín de consecuencias más como la proliferación de enfermedades y pandemias debido a la destrucción de la naturaleza y de la biodiversidad, como la Covid-19 que vivimos actualmente.

Así pues, para hacer frente al cambio climático que sufre nuestro planeta, el Pacto Verde Europeo fue presentado el 11 de diciembre de 2019 con el objetivo de convertir la UE en el primer continente de clima neutro y transformar la forma en que vivimos, trabajamos y nos movemos.

¿Qué pretende lograr el Pacto Verde Europeo?

“Nos permitirá ser autosuficientes, líderes globales. Sin embargo, tenemos que actuar ahora. Por lo tanto, la Comisión Europea ha preparado 3 acciones concretas que ofrecerán una base sólida para el nuevo acuerdo. En primer lugar, un Plan de Inversión para una Europa Sostenible apoyará un billón de euros de inversión, durante la próxima década. Segundo, en marzo de 2020 propondremos la primera Ley Europea sobre el Clima, para que la transición sea irreversible. En tercer lugar, un Fondo de Transición Justa impulsará el dinero público y privado con la ayuda del Banco Europeo de Inversiones, para ayudar a los que tendrán que dar un paso más grande. Nosotros, los europeos, estamos preparados para contribuir a un Acuerdo Verde Global, según afirman las fuentes oficiales de la Comisión Europea.

Por ello, la estrategia de la Unión Europea engloba:

  • La transformación de la economía (y todos sus sectores)

En una moderna y sostenible que incluya una transición justa e integradora, poniendo especial hincapié en las industrias del transporte y la energía.

  • Un crecimiento económico ligado a un uso eficiente de los recursos (y de los edificios)

Que permita una economía limpia y circular y, por consiguiente, la creación de empleo de calidad.

  • La reducción de la contaminación y la protección de la capa de ozono

Mediante la neutralidad de emisiones, la descarbonización de la energía, la movilidad sostenible y las fuentes de energía renovables.

  • La inversión en innovación

Para permitir el desarrollo de tecnologías respetuosas a nivel medioambiental.

  • La restauración y la protección de la biodiversidad

Incluyendo bosques y tierras, así como la mejora de la agricultura y la cadena alimentaria.

Pues bien, para que esta hoja de ruta sea efectiva y real, la UE ha establecido un plan de acción global que incluye 50 acciones concretas para mitigar los efectos del cambio climático y que ha empezado a movilizar desde finales del año pasado.

¿Cuál ha sido la cronología de acciones?

Así pues, la cronología desde la presentación del Pacto Verde en diciembre de 2019 ha sido la siguiente:

  • 14 de enero de 2020

Presentación del Plan de Inversiones para el Pacto Verde Europeo y del Mecanismo de Transición Justa, que asegure no dejar a nadie atrás, es decir, que incluya todas las regiones: aquellas más desfavorecidas a nivel socioeconómico e incluso aquellas cuyas economías dependen de la industria del carbón, como Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa. El fondo para esta transición será de mínimo 100.000 millones de euros.

  • 4 de marzo de 2020

Por un lado, propuesta de la primera Ley del Clima Europea para garantizar la neutralidad climática de la Unión Europea de aquí a 2050.

Por otro lado, consulta pública (cerrada el 17 de junio de 2020) sobre el Pacto Europeo por el Clima, que reúne a regiones, comunidades locales, la sociedad civil, empresas y centros escolares.

Dicho Pacto, por tanto, pretende implicar tanto a ciudadanos como a comunidades para que se comprometan en la acción por el clima, ya que la transición climática significará un antes y un después para la vida y el día a día de las personas. Su formulación será puesta en marcha antes de la COP26, que a priori se celebrará en Glasgow en noviembre de 2020.

  • 10 de marzo de 2020

Adopción de la Estrategia Industrial Europea: un plan para una economía moderna y ecológica preparada para el futuro.

  • 11 de marzo de 2020

Propuesta del Plan de Acción para la Economía Circular centrado en un uso sostenible de los recursos.

  • 20 de mayo de 2020

Por un lado, presentación de la Estrategia "de la granja a la mesa" para aumentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y garantizar una cadena alimenticia más saludable que contempla una agricultura más ecológica y con menos productos químicos.

Por otro lado, presentación de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030; destinada a proteger los frágiles recursos naturales de nuestro planeta y a restaurar la biodiversidad.

En este sentido, Europa quiere plantar ni más ni menos que 3.000 millones de árboles para 2030. Por ello, la estrategia incluye la inversión de 20.000 millones de euros anuales destinados únicamente en biodiversidad hasta 2030.

  • 8 de julio de 2020

Adopción de las estrategias de la UE para la integración del sistema energético y para el hidrógeno como sustituto al gas natural y con el objetivo de preparar el camino hacia un sector energético totalmente descarbonizado, más eficiente e interconectado.

Los retos mundiales del cambio climático y la degradación del medio ambiente reclaman una respuesta mundial. La UE seguirá promoviendo sus objetivos y estándares medioambientales en los convenios de las Naciones Unidas sobre biodiversidad y clima y reforzará su diplomacia verde. El G7, el G20, los convenios internacionales y las relaciones bilaterales servirán para convencer a los demás para que redoblen sus esfuerzos. La UE también utilizará la política comercial para garantizar la sostenibilidad y establecerá asociaciones con los vecinos de los Balcanes y de África para ayudarlos en sus propias transiciones”, según fuentes oficiales de la Comisión Europea.

Nosotros nos quedamos con la frase de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: "El Pacto Verde Europeo es nuestra nueva estrategia de crecimiento, un crecimiento que aporta más de lo que consume. Muestra cómo transformar nuestro modo de vivir y trabajar, de producir y consumir, para que vivamos de forma más sana".

A día de hoy consumimos los recursos de casi dos planetas enteros. ¿Seremos verdaderamente capaces de revertir esta situación?

Ahora sí, al grano, ¡que nos vamos por las ramas!

¿Cuál es el objetivo de la Ley Europea del Clima?

La Ley Europea del Clima, actualmente en borrador, es un elemento clave del ya mencionado Pacto Verde Europeo.

La ley, una vez aprobada por el Consejo y el Parlamento europeos, devendrá en un reglamento de directa aplicación en todos los Estados miembros, quienes deberán aplicar las medidas necesarias tanto a nivel europeo como a nivel nacional para alcanzar el gran objetivo vinculante a nivel jurídico: la neutralidad en gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2050.

Como bien hemos comentado anteriormente, el primer borrador de la ley fue publicado en marzo de 2020, pero la presidenta Ursula Von der Leyen ya anunció la creación de dicha ley en diciembre de 2019, en medio de la descafeinada y controvertida COP25 (la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático).

La nueva hoja de ruta para la descarbonización de Europa fue anunciada y creada en pro del objetivo del Acuerdo de París; no sobrepasar los 2ºC de aumento de la temperatura global del planeta y, a poder ser, limitarlo a un máximo de 1,5ºC.

Asimismo, esta ley establece, por fin, un marco legal para alcanzar la meta del Acuerdo de París. Tal como declaró la presidenta Ursula von der Leyen: "Actuamos ahora para convertir a la UE en el primer continente neutro desde el punto de vista del clima de aquí a 2050. La Ley del Clima es la expresión jurídica de nuestro compromiso político y nos marca irreversiblemente la senda hacia un futuro más sostenible".

Así pues, la ley marca que 2050 es el año límite para alcanzar la neutralidad climática, es decir, que todos aquellos gases de efecto invernadero emitidos en la atmosfera puedan ser absorbidos y compensados por nuestros bosques.

Además, la propuesta de ley también contempla que todos los Estados miembros deberán elaborar y aplicar estrategias de adaptación al cambio climático.

¿Cómo se aplicará la Ley Europea del Clima?

Para lograr el objetivo, además de asegurar que la transición hacia esta neutralidad sea irreversible, la ley incluye medidas que permitirán monitorear y evaluar el progreso y ajustar acciones adicionales en caso de ser necesario.

Tales acciones se realizarían en base a los sistemas ya existentes, como los informes periódicos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, los últimos datos científicos sobre cambio climático y el Reglamento de Gobernanza de los Planes Nacionales de Energía y Clima de los Estados Miembros.

Dicho reglamento marca las directrices para lograr la eficiencia energética y la reducción de emisiones mediante las energías renovables. Además, también obliga a los Estados miembros a presentar sus Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima, tal como ya han hecho España, Finlandia, Holanda y Dinamarca; que han presentado los planes más completos y ambiciosos y apoyan con firmeza la Ley Europea del Clima para combatir la emergencia climática.

Para cumplir con los Acuerdos de París y con el fin de mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los 1’5ºC, las emisiones deberían reducirse un 40% para 2030. No obstante, la Comisión Europea quiere estudiar la posibilidad de aumentar el recorte de estas emisiones; es decir, pasar de una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 40% (con respecto a 1990) al 50% o incluso al 55%.

Sin embargo, aunque el actual borrador de ley no concreta cuál será el aumento del objetivo de reducción de emisiones para el año 2030, la Comisión ha optado por esperar hasta mediados de 2021 para tomar una decisión al respecto. Para ser más concretos, hasta junio de 2021 la Comisión esperará a recibir todos los Planes Integrales de Energía y Clima que presenten los Estados miembros para analizarlos y valorar si es necesario aumentar el recorte de emisiones.

Así pues, para lograr el gran objetivo de neutralidad climática es necesario marcar unos objetivos intermedios. Por lo tanto, a partir de 2021 se pondrá en marcha un calendario de actuaciones que contemple un primer período 2021-2030 y un segundo período 2030-2050.

En este segundo período, se establece que cada cinco años la Comisión evaluará el progreso conjunto de la Unión Europea y el progreso individual de cada país miembro para asegurar un correcto cumplimiento de la ley y de los objetivos establecidos. Y eso incluye que la Comisión tendrá la potestad de “adoptar actos delegados” y dar recomendaciones a los Estados miembros cuyas actuaciones no concuerden con el objetivo marcado de descarbonización.

¿Qué significa exactamente el concepto de neutralidad climática?

El objetivo de la ley establece que las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero en toda la Unión Europea se equilibren en 2050, de forma que queden reducidas a 0 las emisiones netas.

Eso significa que, a partir de 2050, el balance de emisiones deberá ser neto o del 100%, es decir, que todos aquellos gases emitidos puedan ser absorbidos mediante sumideros naturales (bosques y árboles que hoy en día sólo son capaces de capturar el 20% de las emisiones totales) o bien artificiales; una tecnología que aún está por desarrollar.

Por lo tanto, la neutralidad climática afecta directamente a múltiples sectores, especialmente a la industria del carbón, incluyendo al sector del automóvil en cuanto a los motores de combustión y al sector energético.

Sin embargo, no quiere decir que ya no se podrán emitir gases de efecto invernadero, ya que sí podrían hacerlo aquellos sectores que no dispongan de alternativas ecológicas para su desempeño, como podría ser el transporte aéreo. Pero mientras estas emisiones queden compensadas, ¡objetivo cumplido!

Una ley climática ambiciosa pero que carece de extrema urgencia

Aunque esta ley era sumamente necesaria y a pesar de que Europa quiera encabezar la acción climática de forma mundial, nos unimos a las críticas realizadas por entidades como Greenpeace o WWF (World Wildlife Fund): la Ley Europea del Clima es una hoja de ruta indispensable para evitar un calentamiento global irreversible, pero no es, ni de lejos, una propuesta suficiente para combatir la emergencia climática que vivimos HOY.

Necesitamos medidas drásticas de reducción de emisiones YA, no para 2050. Necesitamos objetivos sólidos y contundentes para 2030 que impulsen la reducción masiva de emisiones desde hoy. En este sentido, doce Estados miembros (España, Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Italia, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y Suecia) han solicitado a la Unión Europea un calendario más estricto de reducción de emisiones antes de la celebración de la COP26 en Glasgow.

Durante la última década estamos viviendo los años más cálidos jamás registrados y sufriendo los fenómenos meteorológicos más extremos (incendios forestales, olas de calor, inundaciones, lluvias torrenciales…). Durante los últimos 50 años se ha perdido casi el 70% de la fauna salvaje del planeta, con la consiguiente pérdida de biodiversidad que conlleva y las múltiples consecuencias que implica todo ello.

No es algo nuevo, los científicos llevan alertando de este desastre climático desde hace muchos años. Y el tiempo de evitar que este desastre sea irreversible se nos acaba.

La Unión Europea (y el mundo entero) necesita la descarbonización tanto del sector energético mediante las energías renovables como del sector del transporte mediante el impulso del vehículo eléctrico y el cese de las ayudas para los combustibles fósiles. Necesitamos una economía circular que genere 0 emisiones y cuyos procesos de reciclaje sean cada vez menores. Y necesitamos una economía libre de plásticos para lograr mares y océanos limpios de basura y contaminación.

La UE parece que está decidida a luchar contra el cambio climático, pero debe hacerlo con mucha más urgencia, de forma más drástica y alentando a aumentar la ambición mundial.

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