Destrucción de la capa de ozono

La ozonosfera se sitúa en la estratosfera y actúa como escudo para la radiación solar y la radiación ultravioleta para garantizar la vida en la Tierra. A pesar de su vital importancia, hace años que el ser humano ha acelerado de forma exponencial la destrucción de la capa de ozono a través de la contaminación, el calentamiento global y el cambio climático.

La cantidad de ozono que está presente en la estratosfera ha ido disminuyendo con el paso del tiempo, y la situación se agravó desde 1998 hasta la actualidad. El agujero de la capa de ozono más grande jamás registrado fue en el año 2000, año en que la brecha alcanzaba los 29,9 millones de km² y el déficit de masa de ozono se situó en 43 millones de toneladas. En 2017 la cifra se situaba en 20 millones de km² de agujero, lo que significa que la capa de ozono se recupera tímidamente con el paso del tiempo, pero se estima que no se restablecerá mínimo hasta 2080, siempre y cuando se tomen las medidas necesarias para ello.

¿Por qué se produce la destrucción de la capa de ozono?

Porque la contaminación y las emisiones de todo tipo de gases provocados por la actividad humana destruyen las moléculas de esta sustancia tan importante para la vida.

Como dato curioso, queremos destacar que el agujero de la capa de ozono, actualmente, se encuentra ubicado en la zona de la Antártida. Aunque suene a incongruencia ya que los gases se emiten principalmente en los países desarrollados, el hecho se debe a que estos gases se mueven según la rotación del planeta, que se beneficia por las temperaturas más bajas. Por lo tanto, la destrucción de la ozonosfera es mayor cuanto menor es la temperatura, por lo que se hace más evidente en invierno.

Como cualquier proceso que se lleva a cabo en la naturaleza, hablamos de procedimientos auto controlados, cuyas destrucciones o recreaciones, en este caso de ozono, permanecen en un perfecto equilibrio que se ha visto irrumpido por la acción humana mediante múltiples causas.

• Productos químicos con altas concentraciones de bromo (Br) y óxido de nitrógeno (NOX), que están presentes principalmente en fertilizantes.

• Aerosoles y refrigerantes: son los productos que tienen una mayor responsabilidad en la destrucción de la ozonosfera. Los gases principales son los clorofluorocarbonos o CFCs, los halocarbonados, los disolventes, los propelentes, los, freones y los halones. Este tipo de gases, hasta hace poco, estaban presentes en todo tipo de materiales de nuestro uso cotidiano, como aerosoles (desodorantes, ambientadores, insecticidas, productos de limpieza, etc.), aparatos de aire acondicionado, electrodomésticos, disolventes, etc. Todos estos productos llevaban, entre otros, un considerable contenido de cloro (Cl), que incidía directamente en la destrucción del ozono.

• Calentamiento global o cambio climático: la tala y quema de bosques, la erosión causada por el crecimiento de las ciudades, el deshielo de los glaciares, la elevación del nivel del mar, la contaminación del aire, ríos y mares y las múltiples actividades industriales han llevado a elevar lentamente la temperatura global del planeta. Y esto también provoca una disminución del grosor de la capa de ozono. Y precisamente, en este caso, este daño es bidireccional, ya que contra más grande sea el agujero que creemos en la capa de ozono, más elevada será la temperatura de la Tierra.

Los halones son compuestos que están formados por Bromo, Flúor y Carbono. Se caracterizan por ser sustancias con gran capacidad para dañar la capa de ozono puesto que contienen bromo, que es el átomo más efectivo en la destrucción de ozono.

Y todo esto, ni más ni menos, ha sido provocado por la inconciencia del hombre. Por suerte, gran parte de los fabricantes de aerosoles y refrigerantes han retirado de sus productos estos elementos tan perjudiciales.

Sin embargo, el daño que ya han provocado en la atmosfera puede tardar en desaparecer más de 100 años. Además, según consideraciones de la Organización Mundial de Meteorología, aunque se dejaran de utilizar todos estos productos, sus repercusiones nocivas permanecerían en el planeta durante décadas.

Consecuencias negativas para nuestra salud

La destrucción de la capa de ozono –que ha llegado a ser tan severa que ha provocado agujeros en ciertas partes de la estratosfera– conlleva múltiples consecuencias, tanto para la salud humana como para la vegetación y los animales terrestres y marinos.

En cuanto a las consecuencias para los humanos, las principales son:

• Cáncer de piel: es la enfermedad directamente más relacionada con el aumento de las radiaciones UV-B. En este sentido, se recomienda utilizar siempre protección solar ya que los efectos que tiene la radiación solar en nuestro cuerpo, a simple vista, no son notorias, pero aparecen con el transcurso de los años y pueden ser muy perjudiciales.

• Afectación al sistema inmunológico: la radiación UV-B modifica moléculas de nuestro ADN provocando que se reduzca la capacidad de nuestro sistema inmunitario para protegernos de todo tipo de enfermedades infecciosas y, provocando así, daños irreparables en nuestro cuerpo.

• Problemas respiratorios: el aumento de ozono en las capas bajas de la atmósfera provoca problemas en el aparato respiratorio, como podría ser el asma.

• Enfermedades cutáneas: no sólo el cáncer de piel, sino también han aumentado exponencialmente las alergias y dermatitis.

• Enfermedades oculares: también han aumentado las alteraciones de la visión plasmadas en cataratas, presbicia o infecciones oculares.

En cuanto a los animales terrestres, las consecuencias son muy similares a las que tenemos los humanos, pero además provoca cambios de emigración y de los ecosistemas en general.

En cuanto a la fauna marina, las radiaciones ultravioletas tienen una importante afectación en mares y océanos, provocando una reducción considerable del fitoplancton, que es la base de la alimentación de toda la cadena alimenticia.

Y en cuanto a las plantas, la radiación disminuye la eficacia de la fotosíntesis de las especies vegetales y afecta tanto los tiempos de floración como su crecimiento y las cosechas de productos agrícolas.

Si lo pensamos fríamente, todos estos sucesos nos están afectando como sociedad de manera directa e indirecta, pero curiosamente, como sociedad, somos los únicos responsables de todos estos acontecimientos. La pregunta es, ¿aún seguimos creyendo que nuestras acciones no tendrán sus respectivas consecuencias en el futuro?

¿Aún no nos damos cuenta que hoy en día ya estamos sufriendo los efectos de nuestros actos?

Qué acciones podemos tomar para cuidar la capa de ozono?

Si gracias a este blog te has concienciado sobre la importancia de cuidar nuestro planeta, aprovechamos para darte algunas opciones para evitar que la capa de ozono siga destruyéndose:

• Evitar el uso, en general, de aerosoles, especialmente de aquellos que contengan CFC.

• Evitar totalmente todos aquellos productos que contengan halones, como por ejemplo algunos extintores.

• Utilizar transporte público o alternativas que generen 0 emisiones, como las bicicletas, los patinetes y el vehículo eléctrico.

• Evitar el uso de fertilizantes que contengan bromuro de metilo, también perjudicial para la capa de ozono. Existen alternativas no dañinas para el planeta.

• Fomentar el consumo local, ya que no conlleva la emisión de gases contaminantes por parte de los vehículos de transporte.

• Utilizar bombillas de bajo consumo como los LED.

Y no lo olvides, no pienses que tus acciones no servirán de nada si la sociedad en general no toma conciencia. ¡Es el momento de impulsar el vehículo eléctrico!